Mohamed Bzeek dedica su vida a adoptar niños con enfermedades terminales
- Por:
Comenzó con su viuda esposa y ahora persiste como padre soltero.
Mohamed Bzeek es un hombre de 62 años que se mudó de Libia a los Estados Unidos en los años 70, ahí fue cuando conoció a su esposa, Dawn Bzeek, juntos se dedicaron a servir a su comunidad brindando hogar a niños en problemas.
Mohamed quedó viudo en el 2015, convirtiéndose en padre soltero, siguiendo con la tradición de adoptar niños con enfermedades terminales, “sé que hay muchos niños desahuciados en el sistema y mucha gente no los cuida porque no quieren lidiar con la muerte”, aclara.
Ha adoptado 40 niños en condiciones críticas, y sabe que hay muchos de ellos no van a sobrevivir, ha tenido que enterrar a diez hasta el momento “algunos de ellos me afectaron mucho, pero me alegra haber sido parte de sus vida, haberlos ayudado, eso es lo que me ayuda a salir adelante”, dice lleno de orgullo.
En la actualidad cuida a una niña de 6 años que tiene un defecto cerebral poco común, es ciega, sorda y tiene parálisis en piernas y brazos. Respecto a la relación que tiene Mohamed con los niños dice que “intentas hablar con ellos, decirles que todo va a estar bien, ‘Estoy para ti. Vamos a estar bien juntos’ y todo estará bien”.
Es un trabajo difícil “lo más duro es que es mucho trabajo, debes cuidar de ellos las 24 horas del día los siete días de la semana”, explica el Mohamed lo esforzado que es cuidar de niños con estas características.
“En especial tras la muerte de mi esposa ha sido muy difícil. No duermes en las noches y tienes que levantarte en las mañanas sí o sí, pero sabía que estos niños me necesitan”, comenta el hombre.
Hay unos 35 mil niños en el sistema de adopción de Los Ángeles, casi 600 tienen problemas médicos, “La muerte es parte de nuestras vidas, todos vamos a morir un día, así que por qué no ayudar a un niño y darle seguridad, hacerle sentir que tiene un hogar y familia; como seres humanos tenemos que ayudarnos” agrega.
Mohamed pretende seguir con esta noble causa hasta que su salud se lo permita, “no pido que nadie diga ‘gracias’ o ‘aprecio lo que haces’, no importa. Lo hago desde mi corazón” culmina el padre soltero.