La percepción de mi cuerpo a la hora del placer
Mucho se ha hablado últimamente del concepto “body positive” a propósito del llamado que se nos hace a las mujeres al empoderamiento femenino.
El body positive es una invitación abierta a considerar que la belleza del cuerpo -propia y de otras- no está donde se nos ha indicado por tanto tiempo en los medios: en la perfección.
Cuerpos perfectos desde una mirada irreal, que no contempla factores como el paso del tiempo, la maternidad, mucho menos la diversidad funcional. Una perfección que no permite reflexiones sobre el variopinto de personas que somos en todas nuestras formas y maneras y que nos impone que hay que tener:
Una edad ideal, un peso ideal, una talla ideal ¡y no sólo eso! Una vulva ideal. No por nada el boom de las cirujías de rejuvenecimiento vaginal hoy en día. Eso, entre un sin fín de otros patrones a seguir.
Desde la vereda de Japi Jane creemos que es súper importante incorporar este concepto del body positive no sólo desde el discurso que se ve lindo en redes sociales, sino apropiarse de él como una forma de vida, porque nos va a ayudar a relacionarnos mejor con nosotras mismas y desenvolvernos en el mundo de manera más libre y libre de complejos, pero sobre todo (y es el tema que a nosotras nos atañe) nos va a llevar a vivir y experimentar una sexualidad con más disfrute y mucho más amplia en todas sus expresiones.
Que el único rejuvenecimiento que nos hagamos sea mental. Un “refresh” en nuestro pensamiento que nos permita apreciar nuestro cuerpo desde lo diferente que somos a la modelo de la revista o a la compañera de al lado. Si hemos sido mamás, si sufrimos una enfermedad que hizo cambiar nuestra anatomía o simplemente porque quizás ahora tenemos 40, 50 ó 60 y no 20. Abracemos esos cambios como algo positivo.
“Amiga date cuenta!” tu cuerpo es funcional, sensual y sexual ilimitadamente. La pesa solamente indica cuántos kilos subiste, pero no te restringe a que puedas disfrutar a kilos!
Cuando compartimos sexualmente en pareja de manera más libre y aceptándonos, la experiencia es por lejos mejor a que cuando estamos disconformes o acomplejadas tapándo lo que creemos es un defecto (la pechuga que se cae, la guata que se arranca, etc).
Amar nuestro cuerpo así como es, es fundamental para extender nuestra experiencia en la sexualidad. El placer no discrimina en peso o talla, al placer no le importa si eres una veinteañera o si ya entraste a la 3° edad. El placer va a venir a tí cuando tú lo quieras y estés dispuesta a vivirlo.
Además, ya lo dijo muy bien Ceratti en una canción: “Lo que seduce nunca suele estar donde se piensa”.
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