Llanto en el trabajo ¿Es adecuado?
La mayoría de nosotras ha llorado alguna vez – o al menos ha tenido ganas de hacerlo – en el trabajo. Muchas se contienen, y otras no tenemos cómo esconder esas lágrimas, pero la sensación es algo por lo que muchas pasamos, y la verdad es que no hay que tenerle miedo a esta situación.
De acuerdo a un estudio hecho por Anne Kreamer para su libro “Siempre es personal: las emociones en el lugar de trabajo”, el 41% de las mujeres han llorado en el trabajo en algún momento, en comparación con un 9% de los hombres. Las razones, explica, son biológicas. Las mujeres creamos más prolactina, la hormona que nos hace llorar, y cuando lloramos, producimos un mayor nivel de lágrimas. O sea, es inevitable.
Y al parecer, quienes entienden mejor esto (o no lo entienden, y por eso juzgan menos), son los hombres. En el mismo estudio, la autora asegura que las mujeres son las que reprueban en mayor medida a sus compañeras que lloran.
Para Kraemer, llorar es una forma de manifestar emociones, y según sus estudios, pasamos demasiado tiempo intentando esconderlas, en vez de reconocerlas y trabajar con ellas. Por eso según ella, si tienes que llorar hazlo, y continúa luego con tu trabajo. Así podrás ser más eficiente, y aprovechar el tiempo.
Otra defensora de las lágrimas en el escritorio es Sheryl Sandberg, economista, autora y actual directora operativa de Facebook, “las emociones se desarrollaron como mecanismos de supervivencia; están vinculadas en nuestra biología. En lugar de sentirnos mal por llorar, debemos aceptar el acto como una parte fundamental de lo que significa ser humano que no apaga sus emociones una vez que empieza el horario de oficina”. Así lo declaró en su libro Lean In, donde habla sobre las mujeres en el trabajo.
Para Sandberg entonces, es importante que entendamos que llorar es humano, que es parte de nuestros procesos, y que como tal, es una situación que tenemos que saber aceptar, cuando nos pase a nosotros o a alguien alrededor nuestro.
Lo que deberíamos hacer entonces, según las expertas, es normalizar el llanto en el trabajo. Dejar de verlo como un tabú, o como algo terrible que nos pasó, cuando en realidad es una manifestación de nuestras emociones, que si bien debemos controlar y saber manejar, no tenemos por qué reprimir.
Más importante aún es normalizar que la gente llora, que algunas somos más lloronas que otras, y que respetar lo que le pasa al que tengo al lado es básico para una convivencia sana en un lugar en el que pasamos la mayor cantidad de tiempo al día.
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