Abraham García: “Nunca voy a dejar de ser yo mismo”
El joven español está encantado con Chile. Sin embargo ha sentido de cerca el prejuicio.
Abraham García (26) es de esas personas que quiebran impresiones. El chico reality del momento viste de Gucci y Louis Vuitton, está perfectamente tonificado y muestra de llegada su blanca sonrisa. Así hace pensar, sin querer, que es un tipo superficial, pero no. Su actitud es noble, alegre y tan de piel que da gusto. No tiene problemas en cambiarse de ropa en la calle, deja su trabajo y se da el tiempo para tomarse selfies con sus fanáticas en pleno Bellavista. Le gusta que lo miren, se nota que disfruta su momento.
“Me encanta Chile, por eso me quedo a vivir aquí. Me encanta la tranquilidad que se respira aquí. La gente es muy amable, generosa y hospitalaria. Me encanta como trabajáis aquí, tanto movimiento de trabajo, de posibilidades para que uno pueda crecer”, describe el ex Gandía Shore su buen presente laboral en el país.
La televisión chilena buscó durante tres años a Abraham, un experimentado chico reality, sobreviviente de todo proyecto de tele realidad excesivamente revelador. “Doble Tentación” significó uno más de tantos para él, quien tiene otra mirada sobre los episodios de violencia vividos dentro del encierro. “Lo primero que quiero aclarar es que lo que ha pasado en “Doble Tentación” pasa en cualquier reality. Obviamente te afecta el encierro, se llama “efecto encierro”. Convives con gente que no conoces, todos tenemos una personalidad bien marcada, por eso estamos ahí, no estamos bien de la cabeza ninguno”, describe para luego defender lo que se mostró a través de las pantallas.
“No vi tanto bullying como la gente dice. Obviamente la gente magnifica todo y creo que es un error. Deberían meterse un poco en nuestras cabezas y en nuestra situación”, explicó asegurando que no apoya la agresión, algo que considera troglodita. Abraham se comportó como un observador en su estadía en Calera de Tango, lo hizo porque a futuro piensa dedicarse a la producción televisiva detrás de cámaras.
Tras salir del reality el español se topó con un país grato, pero también conoció, y como nunca, el prejuicio. “Yo aluciné un poco cuando llegué a este país, con toda mi buena fe, con todas las ganas, y me encuentro con que solo por mi vestimenta, por cómo habló o por cómo puedo tratar a las mujeres, se me trata de gay. Sí, es cierto, nunca he visto un país con tanta homofobia, y eso me da rabia. Yo soy pro mundo gay”, explica y defiende su forma de ser.
“¡No! No soy gay, ojalá. Nunca voy a dejar de ser yo mismo y de vestir como visto, de hablar como hablo, porque nací así y así moriré ¿entiendes? Pero la gente siempre dice ‘sal del clóset’… Ojalá fuera gay y me gustaran los hombres, y las mujeres, ojalá me gustara todo ¿sabes? Me pondría ‘fino filipino’ como decimos en España y si ya no salí del armario a esta edad, dudo que lo haga”, asegura y responde a sus haters: “Obviamente no soy perfecto, pero lo que sí odio es que la gente discrimine y te insulte o te haga sentirte mal… ‘gay, maricón, sal del clóset”… perdona ¿eso es algo malo?, porque si es algo malo para ti creo que el que tiene un problema eres tú”.
Trabajo, fama y sus costos, amor. Abraham encontró pareja en Chile y por fin se siente pleno. Salió de una relación tormentosa que duró cuatro años, estuvo soltero sin pensar en novias y conoció a Flavia Medina. “Yo soy sencillo, pero a la vez complicado, jajajá. Yo soy una persona que me adapto a todo, pero tengo una vida bastante ajetreada y obviamente llegan puntos en los que me estreso demasiado y necesito mi espacio, y claro, Flavia en eso me complementa bastante bien. No me atosiga, me abraza, me masajea y eso no hay nadie que lo pague. No es una tía que esté machacándome ‘¿por qué estás así?’, ‘no te pongas así porqué blablá…’ ella es todo lo contrario”, admite sobre la mujer que no esperaba.
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